No sé a ustedes, pero me está sucediendo lo que ya nos advertía hace algunos años Chejfec en su ensayo Últimas noticias de la escritura: van pasando los años y “no tengo problemas en eliminar documentos o fragmentos de escritura que estén dentro del ‘procesador’; pero soy incapaz de arrancar la punta más insignificante de una hoja cualquiera de mi libreta, o de tachar cualquier palabra, frase o fragmento que sea unitario”. ¿A ustedes no? Cuadernística, de Cristóbal Polo, nos enseña el porqué de este miedo.
Cuadernística, de Cristóbal Polo (Los Barrios, Cádiz, 1982) va de esto, de cómo los escritores, o muchos escritores se pasan los días inclinados sobre el tintero mientras tratan de recoger en el papel las descabelladas ocurrencias que aparecen en sus mentes. Así, Paul Valéry, recién levantado, lo primero que hacía era escribir en sus cuadernos durante un par de horas sin interrupción. Cuadernística, editada en la editorial WunderKammer, cuya traducción al español es, ni más ni menos y cuanto más raro, mejor, cámara de maravillas, nos mostrará cómo el cuaderno se convirtió en un refugio salvífico desde donde los escritores siempre resurgían: ellos, sus ficciones, sus ideas y bocetos de textos de ficción y ensayo.
Porque para resurgir, había que encontrar la calma, como los protagonistas de las páginas que componen este singular libro. Y siempre lo hacían con un cuaderno y un bolígrafo, procurándose un bienestar que les servía no solo como terapia contra el estrés, la depresión y el desasosiego espiritual, sino como pur sustento diario.
Cuadernística despliega los fines y las estrategias con que utilizaron los cuadernos quienes no sabían qué iban a crear y a escribir. De esta manera, Polo nos demuestra que no hay mejor herramienta para luchar contra el bosque digital que un cuaderno. Josep Pla, por ejemplo, regresaba a sus “cuadernos como cuartel de invierno, para volver a encontrar el pulso de su escritura (…). Estos papeles me sirven para aprender a escribir. No para aprender a escribir bien, sino para aprender a escribir”. Como Pla, el autor de Cuadernística escribe que los escritores, gracias a sus cuadernos, viven sin dejar de escribir y escriben sin dejar de vivir, que es lo mismo que decir que viven sin dejar de respirar y respiran sin dejar de vivir.
Otra tesis se aguanta en las páginas de Cuadernística y es la defensa de la idea de que un cuaderno nos hará mejores y por ese motivo los que nos rodean no se quejarán ni de ello ni de nosotros. Quien escribe en un cuaderno se salva de la apatía y de la insignificancia de las tardes, como le sucedía a Kafka, que, aferrado a él, conseguía no quedar sepultado bajo “el paso indolente de los días”.
Pero para qué sirve en realidad un cuaderno. Todas las respuestas que reúne Cristóbal Polo en Cuadernística son, en un primer momento, irracionales, pero se descubren como por arte de birlibirloque, creíbles y necesarias, y por tanto reales y prácticas. Pascal, por ejemplo, supo captar esa sensación y esa esencia de lo útil que era su cuaderno: “El azar da los pensamientos y el azar nos los arrebata; no hay artificio que pueda conservarlos o adquirirlos. Se me ha olvidado un pensamiento que quería escribir: lo que hago es escribir que se me olvidó”. El buen cuadernista se queda dormido sobre su cuaderno y un buen cuadernista sabe mirar por la ventana, como “al final de su vida, Dickinson pasaba los días entre las cuatro paredes de su habitación, encorvada sobre sus papeles o mirando los campos a través de la ventana”. O para regresar a la infancia, como hizo en los años 20 Walser, confesando alguna vez que “en un intento de regresar a los orígenes de la escritura, a los tiempos del cuadernillo escolar”, decidió pasarse al lápiz, porque “con el lápiz, todo lo escrito era virtualmente efímero”.
En realidad, y como resume Polo, la cuadernística es algo difícil de justificar como forma de comunicación por lo que nos anima a que la primera regla de alguien que escribe en un cuaderno sea no tratar de justificarse. Así, en este libro, que pertenece a la cámara de las maravillas de esta editorial, un cuadernista con talento será cien veces un buen escritor. Entre otros motivos porque no le importará si su cuaderno se publica o no, porque ¿dónde cabría una vía láctea de ocurrencias, reflexiones, anécdotas, notas, citas, retratos, diálogos imaginarios, retruécanos, sueños, chistes, preguntas lanzadas al vacío y enunciados oscuros e ilógicos?
Anotarlo todo a lápiz, sobre un papel. Estos días azules y este sol de la infancia cabía en un cuaderno porque un cuaderno, sin duda, era el camino y el pan.
—————————————
Autor: Cristóbal Polo. Título: Cuadernística. Editorial: WunderKammer. Venta: Todos tus libros.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: