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El espejo de Julia de Burgos 

El espejo de Julia de Burgos 

Cuando un narrador toma como punto de partida a un autor célebre está poniendo frente a sí un espejo. Eso sucede en libros dedicados a autores como el Melville de Fresán; el Henry James o Thomas Mann de Colm Tóibín; el Chéjov de Irene Nemirovsky. Sin embargo, en ninguno de esos libros la relación espejo es tan notable como en La otra Julia, de Mayra Santos-Febres. Julia de Burgos fue una poeta nacida en Puerto Rico en 1914, al interior de una familia de pocos recursos en un barrio de Carolina, pero con una inteligencia superior que la ayudó a ingresar a mejores colegios que sus hermanos e incluso a la universidad, donde se graduó como profesora. Ella desarrolló una poesía modernista a la par de su activismo político, racial y feminista. A sus poemas de amor suma poemas sociales y nacionalistas. La gran cruz de la poeta fueron las relaciones sentimentales, hombres atemorizados de estar ante una mujer no sumisa. El no poder encajar la hicieron perseguir imposibles en Nueva York, luego en La Habana y finalmente de regreso a Nueva York, donde morirá en la mitad de una acera en Harlem, con pulmonía y alcoholizada. Tenía 39 años y estaba empezando a ser reconocida como la más grande poeta de su país, título ahora indiscutible. A manera de contrapunto, La otra Julia intercala la biografía novelada de Julia de Burgos con la vida doméstica de la narradora, a quien se le identifica como “la escritora”, una autora también de Puerto Rico a la que se le ha encargado escribir la biografía de Julia de Burgos en su centenario y debe presentarla en librerías y bibliotecas públicas. Mientras la escritora acude a sus citas literarias descubrimos sus problemas como madre soltera y único sostén económico y emocional de sus hijos pequeños; la muerte lenta y dolorosa de su madre —los mejores momentos de la novela— y la de su hermano adicto. También somos testigos de sus primeros años como poeta, del acoso sexual de un profesor de taller literario y del rechazo de su padre a que se dedique a la escritura y no al derecho. La estrategia narrativa es impecable: la falta de reconocimiento como intelectual que sufrió Julia de Burgos, la alienación, el machismo, los problemas económicos y sentimentales que debió superar, y el ser una mujer afrodescendiente metiéndose en la literatura patriarcal y casi siempre de blancos, además de activista política, todos esos problemas del siglo pasado no han desaparecido y sigue siendo el mismo camino que transita la narradora —afrodescendiente y portorriqueña como Julia— aunque en otro momento histórico. La identificación y el diálogo entre ambas es extraordinario: la escritora no ve a la poeta nacional sólo como un ejemplo literario sino humano. Admira su resistencia, su activismo, su capacidad de lucha, su triunfo final, y se reconoce en sus debilidades humanas y el duro juicio a sus vicios. Lo que muestra el espejo de Julia de Burgos, y lo que lleva a la escritora a reconocerse en ella, no es sólo su grandeza, sino sus hondas caídas y los prejuicios. La Julia de Burgos compleja, “cubierta” por la versión oficial, es expuesta por su biógrafa, la otra Julia, y gracias a ello se vuelve más grande. Porque este no es un libro sólo sobre el oficio literario, sino también sobre el oficio de vivir.

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Autor: Mayra Santos-Febres. Título: La otra Julia. Editorial: Vintage español, Penguin. Venta: Amazon.

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